lunes, 15 de enero de 2018

RETRATO PÓSTUMO, de Aleksandra Marinina

Retrato póstumo (Pamiés, 2011), de Alexandra Marinina es una de las primeras novelas de la autora, concretamente la octava, y que publicada en 1995, aunque en español se tradujo y publicó en 2011. Es una de las cerca de treinta novelas protagonizada por el personaje de Anastasia Kamenskáya. Precisamente esa larga sucesión de novelas es el primer problema con el que se encuentra el lector: el personaje es el resultado de una evolución que se va realizando a través de los diversos títulos, pero al leer uno sólo, aislado, resulta difícil entender ciertos comportamientos y alusiones que se hacen en el texto.

La historia policiaca es sencilla, lineal, sin grandes sobresaltos, excepto en la resolución final, dónde se busca el efectismo con un giro total a los acontecimientos. Un final bastante artificial y forzado, que rompe con la línea seguida en la novela. El proceso de investigación es pausado, muy acorde con la profesión de la autora, al parecer criminóloga de la policía rusa, un trabajo más de preguntar y reflexionar que de acción. De hecho, apenas hay movimiento en la novela, y tampoco descripciones exhaustivas de lugares o ambientes, tan sólo conversaciones e interrogatorios que, eso sí, constituye uno de los aciertos de la autora, pues sabe agilizar la novela y dar información al lector a través de éste recurso sin ser demasiado pesada.

Otra de las características que llaman la atención es la total abstracción de la realidad política y social rusa del momento. A pesar de estar ambientada en los primeros años de la era postsoviética, salvo alguna ligerísima alusión a las dificultades económicas y los problemas étnicos, nada se refleja en la novela: todo es políticamente muy correcto, sólo interesa el caso policial, nada de polémicas.

En conclusión, una novela que depende mucho de las expectativas del lector: situada en un perfil bajo, como novela de entretenimiento puede valer. Sin embargo, si se busca algo más, aunque sean cosas muy sencillas (por ejemplo, algo de emoción), entonces se queda muy corta.

Jorge Sáiz

Leímos y comentamos esta novela hace un par de meses, pero se nos había traspapelado esta nota entre las lecturas que se habían ido acumulando al principio de la temporada.

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