viernes, 6 de abril de 2018

PLATA QUEMADA, de Ricardo Piglia


PLATA QUEMADA, de Ricardo Piglia

"Esta novela cuenta una historia real. Se trata de un caso de la crónica policial que tuvo como escenarios Buenos Aires y Montevideo en 1965. En septiembre de ese año una banda asalta un banco en San Fernando, provincia de Buenos Aires. También participan varios políticos y policías que se harán con su parte del botín una vez que el robo haya funcionado. El plan se cumple. Sin embargo, en la huida, los maleantes deciden traicionar a sus socios y escapar con toda la plata. La policía no lo va a permitir.

Ricardo Piglia tuvo acceso a materiales confidenciales: los legajos judiciales, la transcripción de las grabaciones secretas realizadas por la policía en el departamento de Herrera y Obes durante el dramático asedio, las declaraciones testimoniales y la crónica periodística. El conjunto del material documental permitió a Piglia armar la historia y reconstruir los personajes, el habla, la época, la trama y el drama con una precisión admirable."


Comentaremos el libro el 16 de abril en la librería Popular de Albacete.

NUESTRO COMENTARIO

Plata quemada, escrita por Ricardo Piglia, es la historia de un asalto a un camión de caudales. Estos hechos delictivos están basados en aquellos reales que ocurrieron en Argentina, desde el 28 de Septiembre al 4 de Noviembre de 1965, en la localidad de San Fernando, provincia de Buenos Aires. Detrás de un apoyo logístico político, los autores del atraco también habían hecho un trato con la policía local pero cambian de plan y deciden escapar al Uruguay, donde se blindan en un piso, rodeados de las fuerzas del orden uruguayas y en un desenlace inexplicable, estos delincuentes complejos y despiadados, deciden hacer algo inaudito con el botín.
Los personajes principales que sostienen la novela, (contratados por “Malito”, cerebro del plan y luego quien decide no compartir los 500.000 dólares de dinero robado), son los apodados “mellizos”; el “gaucho” Dorda y el “nene” Brignone, junto con el “cuervo” Mereles que cumple con las tareas de chofer de la banda. Estos tres delincuentes son los que ejecutarán una monumental resistencia contra la policía uruguaya y con sus historias personales, sostendrán el hilo narrativo de la trama, porque desde mi punto de vista lector, estamos en ante una novela de personajes, más que policial o negra en sí misma.
Los personajes secundarios que adornan el entramado son el “chancho” Silva, comisario argentino, con una visión muy particular de los hechos y de las personas. El “chueco” Bazán, un delincuente que participa en el atraco y que luego se lo carga dicho comisario. “Nando” (amigo de “Malito”), un político cercano a la Alianza Libertadora Nacionalista, (grupo paramilitar de raíces peronistas) y Fontán Reyes, devenido cantor de tangos cuyas relaciones familiares en altos círculos de la política, le informan sobre el cuantioso caudal de dinero que se transportaría en San Fernando, aquel día del atraco, desde el banco hasta la municipalidad, para pagar los sueldos del mes. Sin olvidar a un tal Emilio Renzi, periodista que cubre los acontecimientos, (el alter ego del autor) que vuelve a aparecer en otras de sus novelas y también como autor de los diarios personales póstumos que Piglia decide publicar antes de su muerte, a los 76 años, en enero del 2017.
Hay que hacer notar por un lado, la maestría de Piglia en la voz del narrador, puesto que consigue ir cambiando el punto de vista sin que el lector casi lo note. Estamos frente una estructura narrativa de múltiples registros.
También es relevante el trabajo de investigación del autor, documentándose en hechos históricos, con acceso a informes policiales y expedientes judiciales que se labraron en su momento. Dentro de estos dos elementos, el literario y el documental, Piglia desata su imaginación agregando variantes de partes inventadas que serán la materia base de la novela, por ejemplo un supuesto micrófono escondido que termina siendo un recurso narrativo.
También en los “Diarios de Emilio Renzi”, Piglia cuenta de un amigo personal, un tal “Cacho”, transgresor de la ley que por robar, termina varias veces en la cárcel y que mantendrá una amistad con el autor y, que le servirá de “musa inspiradora” para relatar algunos de los hechos carcelarios y delictivos, en “Plata Quemada”.
Otro aspecto interesante a tener en cuenta: en un reportaje Piglia dijo que escribió “Plata quemada” para contar el Menemismo. Una confesión que llamaría la atención a cualquier lector argentino, puesto que los hechos ocurren el 1965, durante la presidencia del Dr. Arturo Umberto Illia. Sin embargo el grado de podredumbre que gozaban ciertas estructuras del poder en Argentina en la década de los sesenta, se vuelve a repetir quizás más sutilmente durante el gobierno de Menem, cuya síntesis económica de gobierno, dará paso, años después, a la gran crisis del país, con el nefasto y famoso “corralito”. Y aquí podríamos adornar esta reflexión personal, con el epígrafe de Bertolt Brecht que inicia esta novela:
“¿Qué es robar un banco comparado con fundarlo?”

También me interesa, hacer un pequeño “paneo textual” de frases y dichos dentro de la novela que para mí contienen un doble discurso, porque Piglia hace una literatura con la historia, la política, la filosofía, la tradición y también el género policial, (el mismo Piglia dirigió una serie de novela negra, como gran lector y entendido en la materia, no olvidemos que aparte de escritor fue profesor, crítico e investigador docente universitario en Argentina y EEUU).

Selección de frases y dichos

TRES
-No soy uruguayo pero los voy a cruzar al Uruguay.
-Ya sé, claro, pero tenés como pinta de charrúa (uruguayo), sin embargo, vos, das la impresión…-dijo el gaucho-todos los uruguayos parecen viudos. En realidad parecen peronistas, los uruguayos, viudos del General.
(Si bien, al comienzo, el argot o habla argentino puede a un lector que no sea nativo del país, lentificar o dificultar la lectura, es recomendable continuar leyendo, porque considero una lástima suspenderla solo por ese motivo puntual. Aquí el gaucho Dorda hace una reflexión un poco “sui generis” que no deja de causar gracia por su originalidad, la de un “uruguayo peronista”).
Había armado un escuadrón de la muerte siguiendo el modelo de los brasileños… Se terminó la delincuencia común, decía Silva, los criminales ahora son ideológicos… son delincuentes sociales, son terroristas… la gente de la resistencia peronista (resumía Silva) cansada de  la militancia heroica había empezado a chorear (robar) por su lado…
(Estos dichos del comisario Silva, son una clara simplificación del habla de algunos mandos de las fuerzas de seguridad que ya en aquellos años sesenta, mantenía este convencimiento ideológico, una entelequia para justificar y poder actuar impunemente. Preludio de lo que vendrá luego en los años más oscuros).
El psiquiatra de la cárcel, el Dr. Bunge, se obsesionó con el caso…explicó la caracteropatía de Dorda como la de un esquizo… porque oía voces, hablaba poco, por eso era callado…
La maldad- decía Dorda… no es algo que se haga con voluntad, es una luz que viene y que te lleva.
(Nos presenta el problema psicológico que padecía el gaucho Dorda que luego el mismo personaje desarrollará en sus singulares palabras)
Hay que ser muy macho para hacerse coger (follar) por un macho, decía el gaucho Dorda….
-Qué son ustedes-dijo malito-, ¿marido y mujer?
-Claro, boludo- dijo el nene
… había un entrerriano que se la podía chupar solo, se doblaba como un alambre y sacaba la lengua… se reía el gaucho…
(La narración, adquiere por momentos, un timbre de voz despojado de formalidades textuales y, nos muestra con palabras de la calle, comentarios y aspectos que vamos conociendo o intuyendo de los personajes).
CUATRO
-¿Qué le pasó comisario en la mano?
Silva trató de buscar una frase que al chico le pareciera real
-Me la recalqué pasándome periodistas putos por el forro (piel) de las bolas…
(Se podría decir, sin exagerar, que en esta respuesta de Silva al periodista Emilio Renzi, estaría resumido el sentir de algunos sectores del poder armado del estado, con la prensa libre, en aquella época).
Cuando Silva entró con la patota, todos en el café se quedaron inmóviles… esa era la sensación… silencio, movimientos lentos y cara de miedo…
(Una descripción por demás elocuente que se repetirá mucho en los años siguientes, con las dictaduras militares).
Aprendí a llevar una púa escondida entre los huevos…
… te metés para adentro y viajas… una vez estuve como tres día haciendo una casa, te juro…
La vida es como un tren de carga… parece que no termina nunca… pero al final te quedás mirando la lucecita roja del último vagón…
(El nene Brignone reflexiona sobre la vida y cuenta sus experiencias carcelarias, dándole al testimonio una cuota de veracidad y verosimilitud por demás elocuente).
CINCO
…la voz del gaucho que lo llamaba como si fuera un gatito. Michi, michi, michi…
(Dorda no se inmuta por nada, en plena persecución policial, cuando buscan al uruguayo Yamandú para matarlo, no deja de tener expresiones graciosas que reflejan la sangre fría e insensibilidad del delincuente).
SEIS
Mirás el mapa y es como un hilo, hay una ruta que va desde Tierra del Fuego hasta Alaska…por el medio de la selva…la hicieron los alemanes…
Vi en la tele que en los cines se puede robar si uno entra por atrás… sabés la guita (dinero) que podés hacer afanando (robando) en un cine lleno…
(Las reflexiones de los asaltantes que a lo largo de la historia se comentan, adquieren ribetes absurdos y delirantes, muy acordes con los mitos y leyendas urbanas que por momentos de la lectura, hacen reír).
Ellos estaban metidos en una especie de cápsula perdida en el espacio, un submarino, dijo Dorda… Los tiros eran como bombas de profundidad que los sacudían sin lograr liquidarlos.
Porque los que mueren heridos por las balas no mueren limpiamente como en las películas de guerra… los que mueren en un tiroteo son desgarrados por los tiros y trozos de su cuerpo quedan desparramados por el piso, como restos de un animal salido del matadero.
(Durante el sitio de la policía uruguaya, se producirá un trágico enfrentamiento que nos muestra, en su versión literaria, una de las mejores partes de la novela).
-Hay que ponerlos contra la pared y colgarlos.
-Hay que hacerlos morir lentamente achicharrados.
… y no hay nada más valioso entre nosotros que el dinero, dijo el profesor Andrada y de inmediato fue citado por el juez.
(El contexto social que rodea los acontecimientos finales, reacciona de una manera muy particular ante el devenir de los hechos y refleja el sentir popular, de una sociedad alienada también por el dinero).
Finalmente, en un epílogo, revelará el autor, el lado oculto de la confección y realización de “Plata quemada”, dando a conocer aspectos primarios que le ayudaron a él, en el trabajo final del manuscrito que permaneció en un cajón, sin terminar, durante un largo tiempo.


Tarsicio Molle González

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