domingo, 1 de julio de 2018

LADRONES DE TINTA, de Alfonso Mateo-Sagasta

Nuestro libro del verano. Nos reuniremos para comentarlo seguramente a finales de septiembre o primeros de octubre, como siempre, en Popular Libros de Albacete.

LADRONES DE TINTA, de Alfonso Mateo-Sagasta

Un paseo por el lado oscuro de las letras en el Madrid del Siglo de Oro. Madrid, verano de 1614. Han pasado diez años desde que Francisco Robles publicara El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, una novela descabellada de Miguel de Cervantes que tuvo un éxito incandescente. A su estela, un autor desconocido, Alonso Fernández de Avellaneda, acaba de publicar una segunda parte de aquella historia a espaldas del autor y editor originales. Robles, frustrado y furioso por lo que le parece un robo que mermará sus ganancias y preocupado por los insultos que se dedican a Cervantes ya desde el prólogo, encarga a uno de sus empleados, Isidoro Montemayor #eterno aspirante a hidalgo, gacetillero, corrector de pruebas de imprenta y tahúr#, que averigüe quién se oculta tras el evidente seudónimo. Desde los círculos literarios más selectos hasta los tugurios de peor reputación, Isidoro Montemayor seguirá las pistas que, entre intrigas palaciegas, envidias perniciosas y juegos de corte, le llevarán a desvelar el misterio literario más relevante del Siglo de Oro. «...novela ferozmente deliciosa, llena de brío y vivacidad, que no se limita a desentrañar el misterio Avellaneda sino que consigue completar un fresco abigarrado, palpitante, amenísimo de aquel Madrid de comienzos del xvii...»
Juan Manuel de Prada  



NUESTRO COMENTARIO


          Elegí esta novela de Alfonso Mateo-Sagasta (historiador y sobrino bisnieto de Práxedes Mateo-Sagasta, varias veces presidente del Consejo de Ministros en el período comprendido entre 1870 y 1902) porque aúna por un lado, el estilo literario y el ambiente de las obras de los Siglos de Oro, con la trama y caracterización de los personajes propios de la novela negra. Sé que lo segundo me lo discutiréis pero tengo argumentos para debatirlo.

          ¿Qué tiene de lo primero? En primer lugar tiene en común con la literatura barroca el papel del autor, Mateo Sagasta, como  “garante” (persona que da garantía de que algo es auténtico) de un manuscrito encontrado en la Casa de Cameros, es más, ni siquiera es el autor del título puesto que está sugerido por su amigo pintor Fernando Marañón , es decir, el autor actúa al igual que hace  Cervantes en su Quijote el cual crea a Cide Hamete Benengeli para darnos a conocer el manuscrito donde se presenta a Don Quijote. La finalidad, el realismo y la crítica, pues este recurso se utilizó anteriormente en numerosas novelas de caballerías criticadas por Cervantes. En segundo lugar, la forma de dirigirse al lector, al más puro estilo de “A vuesa Merced” como en el Lazarillo (páginas 18, 24…) y en tercer lugar la cantidad de personajes “supuestos autores” que hacen que Isidoro vaya de un lado para otro sin descanso, característica que se puede ver también en las novelas picarescas del Barroco, de nuevo la finalidad es el realismo y dar fiel testimonio de las costumbres y pecados de la época.
                ¿Qué tiene de novela negra? Toda novela negra tiene que tener un cadáver, en este caso el muerto es Don Quijote puesto que ha sido brutalmente mancillado y asesinado en una falsa segunda parte escrito por un autor fantasma llamado Avellaneda. Una segunda víctima daño colateral del asesinato: Cervantes. Un detective, Isidoro de Montemayor, con unos rasgos particulares que le hacen especial: quiere a toda costa ser hidalgo y es inteligente pero no valiente lo que le ocasiona meterse en toda clase de fregados consiguiendo que le den palos, unas veces a gusto y otras no. Un móvil: aparentemente mancillar el honor de Cervantes, pero en realidad es el móvil más auténtico de la novela negra, el dinero, Robles quiere conseguir la segunda parte para aumentar sus riquezas. Una femme fatal: la condesa de Cameros de quien el detective incuestionablemente se enamora. Una serie de supuestos “asesinos” que son descartados consecutivamente a medida que la trama se va resolviendo: Lope de Vega, Gabriel Téllez, el Duque de Osuna, Jerónimo de Pasamonte, Medinasidonia, Juan Blanco de Paz, Góngora y Quevedo.  Y por último, una resolución de la trama donde no hay un solo asesino sino un auténtico complot al más puro estilo de las novelas de espías: son tres los implicados, dos sicarios, Juan Blanco y Pasamonte, y un auténtico Jefe de la Mafia de los garitos madrileños, Francisco Robles. Nada es lo que parece en el mundo de la literatura barroca, todo el mundo copia obras ya consagradas, se roban unos a otros la autoría del genio, se prostituyen las mejores obras en segundas, terceras, cuartas y milésimas partes, todos son Ladrones de Tinta.

Llanos Cuartero Rodríguez.

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