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Una pareja, Jon y Katharina, viven en un gran caserón de Ribadesella. Ambos trabajan desde casa. Es invierno, la lluvia está presente un día sí y otro también, sin vida social, su crisis de pareja se va acrecentando, cada vez se encuentran más ahogados por el aburrimiento de lo cotidiano y previsible.
Esta aburrida existencia se ve interrumpida por tres hechos, que les harán romper con la monotonía; el embarazo inoportuno y no querido de Katharina, la aparición en el cielo de unas extrañas luces, que hacen que al pueblo vengan unos peculiares fanáticos ufólogos bastante frikis, y la llegada a la casa de Markel, un primo de Jon, del cual no recuerda prácticamente nada de él, con su enigmática y seductora pareja Virginia, que poco a poco se van adueñando de la casa.
Es una novela corta, escrita de forma directa y objetiva, con tintes cinematográficos, que deja cabos sueltos, no entrando a detallar en exceso lo que hacen, piensan o quieren los personajes, creando omisiones que van conformando un halo de misterio, de suspense e incertidumbre, que mantienen al lector a la expectativa de que en cualquier momento puede pasar algo sorprendente, dejando en el aire cuestiones como ¿Existe una relación entre la aparición de los ovnis y la llegada de Markel y Virginia?, ¿Qué relación existe entre Markel y Virginia?, ¿Quiénes son los extraños?, ¿Qué es lo que realmente pretenden Markel y Virginia?, ¿Para qué aparece el anciano, que dice ser el padre de Virginia?, ¿Y la aparición en la casa de los perros de Virginia, un tanto inquietantes?. A veces resulta irritante la pasividad, sobre todo de Jon, frente al abuso por parte de los supuestos parientes, así como la falta de mayor tensión y conflicto entre los personajes, pero la atmósfera creada es suficiente para mantener el suspense, dejando en el aire preguntas sin responder, para que sea el lector el que intente buscar una explicación coherente sobre quiénes y que son, realmente, los extraños.
Pepe
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